25 nov 2008

Sobre el cierre de La Riviera...


Como todos sabéis el Ayuntamiento de Madrid decidió cerrar varias salas el pasado viernes por tener todas ellas varias irregularidades y denuncias, entre ellas La Riviera. Esta purga masiva no es sino debido a la muerte de un chaval una semana antes a la salida de una discoteca que funcionaba ilegalmente; una vez más nuestros dirigentes hacen política "a toro pasao" y están altamente influenciados por la opinión pública. Medidas que llegan tarde y que, además, constituyen una amputación (para el caso de la Riviera) a una ciudad que ya tiene demasiadas deficiencias culturales.

Mi mirada se dirige hacia el Ayuntamiento de Madrid, donde ya, hace un año se destapó un importante escándalo de corrupción. Cualquiera con dos dedos de frente deducirá que el funcionamiento de estas salas (y otras muchas) se deberá al ir y venir de sobres cerrados, y de ahí, que el Ayuntamiento cierre estos espacios, intentando desviar la atención informativa de su culpabilidad por la muerte de aquel chaval. Es algo que apunta el reconocido critico musical, Diego Manrique, en las líneas de su artículo, Ciudad mutilada.

El cierre de La Riviera centra nuestras críticas e indignación en la comunidad amante de la música en Madrid, A tocar en la puta calle dice Darío Manrique. Es obvio que es lamentable que una ciudad como Madrid solo cuente con una sala de tamaño medio (3000 personas aprox.), pero es también obvio que el cierre decretado por Ruiz Gallardón supone una amputación cultural a una ciudad ya de por sí muy mermada. Aquí surge la pregunta si la seguridad es más importante que la cultura. Si La Riviera fue cerrada por falta de seguridad, bien cerrada está, pero las medidas urgentes para restablecer el funcionamiento de la sala deben funcionar, porque la cultura (la música en este caso) también tiene que ser atendida al momento si se hiere. Por otro lado, oigo demasiado decir que los problemas de La Riviera venían solo por su licencia como discoteca; es algo que no puedo confirmar.

Si no tenemos locales de aforo medio para recibir grupos reconocidos de la escena musical internacional pero no tan importantes como para llenar el Palacio de los Deportes; si además, Gallardón presiona y agobia para convertir Malasaña en un patio de compras y residencia de grandes firmas de moda; si la ciudad está siendo vendida a los mejores postores (grandes corporaciones) haciendo de Madrid una ciudad cada vez más homogénea y uniforme; si la campaña de cerrar sitios de 6 de la mañana sigue ahogando a la noche madrileña; ¿Qué cultura nos quedará en esta ciudad?¿Se no está imponiendo comprar en Zara, tomarnos un café en Starbucks y cenar en el Lateral?

Ya se jodió Sidonie el sábado protestando el mismo viernes en la calle cantando, y este viernes y sábado toca(ba) Ivan Ferreiro. Los perjudicados siempre somos los mismos, ¡tramitemos el exilio a Barcelona! Aquí todo huele a mierda gallardonista.

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