22 dic 2008

20 años de Subterfuge (I)

La discográfica independiente cumple dos décadas en la que se ha convertido referente indispensable de la cultura pop patria. Veinte años de música independiente donde -por mucho que quiera- se me antoja imposible hablar de tantos buenos grupos que han pasado -y están- bajo el sello de Subterfuge Records. Muchos vivimos nuestra pubertad con la franca ascensión de esta casa en la segunda mitad de los noventa gracias a bandas como Australian Blonde o Manta Ray, que alumbraron el llamado "sonido de Gijón", el pop-rock de Sexy Sadie y la experimentación de Mercromina. Sería un error hablar sólo de una discográfica independiente de pop y rock, porque el punk también tiene cabida; lo demuestra la aparición de Krakovia a principios de año y hace unos años con Humbert Humbert. No se me podía olvidar Dover, que dio los mayores éxitos en ventas a la casa (1997), pero Dover en su época buena, no la radio-fórmula de ahora. He aquí un resumen de veinte años de buena música para nuestro país, un halo de luz en las sombras de nuestra escena alternativa que mejora poco a poco. Sinceramente, de lo poco, culturalmente, puro que ha sobrevivido en estos tiempos comerciales.

Australian Blonde
1993 es el año de Pizza Pop, el himno indie de los noventa. Aunque muchos nos enganchamos a la banda asturiana años después cuando ya editaba discos con RCA, su primer álbum fue el que les dió el salto a la escena alternativa. Chup chup, además de ser melodía de un anuncio de Pepsi (creo recordar), se convirtió en icono de una generación. Una banda pop aficionada a los riffs. Por cierto que leí hace poco en Cucharasónica que podían volver a grabar; hay unas maquetas en su myspace.



Manta Ray
Otros asturianos que empezaron a pasearse en las primeras ediciones del FIB como "Pedro por su casa". Por cierto, que se separaron oficialmente este Febrero, aunque ya era un hecho, la formación donde Nacho Vegas era el guitarra fue otra de las referencias del panorama gijonés que, durante unos años, fue nuestro Atenas indie. De texturas más robustas siempre se les consideró mas roqueros y experimentales que sus paisanos. Esas guitarras cíclicas, algo hipnóticas, una borágine de sonidos rudos propios de una espiral.



Mercromina
Un laboratorio de experimentos sonoros capaz de hacernos viajar a la época más psicodélica de Pink Floyd, de una acidez propia de las personas más cerradas, así es como se podría definir su música. Armonías tan personales que solo los más atentos a sus melodías sabían comprenderlas, y tengo que reconocer que yo no he sido uno de ellos hasta diez años después de su nacimiento. Desde luego que no eran discos fáciles, sí sensibles, preciosistas e instrumentales.



Mañana el segundo capítulo...

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