9 dic 2008

Diario del Purple Weekend

Cinco interminables horas de tren desde la estación de Chamartín, el cristal empañado y una neblina cubriendo el horizonte tras la ventana. Tan nerviosa como una niña el día de Reyes Magos, después de dos meses esperándolo iba a ir a mi primer Purple Weekend.

León no es tan frío como lo pintan, sobretodo si llevas cuidadosamente elegido tu vestuario y ningún elemento climatológico puede hacer que lo cambies por otro.

Desde la estación de tren al hotel empezamos a ver las primeras parcas, estudiados peinados estilo bob y demás caracterización que nos indicaba que estábamos en el sitio correcto. Deshicimos las maletas, y tras un par de horas de preparación de la indumentaria y el peinado, nos ponemos los abrigos y paraguas en mano nos dirigimos hacia el Estadio Hispánico donde estaban tocando Los Negativos. El concierto no valió mucho pero el espectáculo era increíble. Un estadio casi lleno de gente que parecía haber retrocedido en el tiempo cuarenta años. Mods, garajeros, psicodélicos, Rude boys y Chelsea girls coloreaban el ambiente gris del estadio con sus vistosos trajes. Había también puestos donde se vendían vestidos, complementos, discos y chapas y pasamos a echar una ojeada. El ambiente se notaba más pausado de lo que sería al día siguiente, pero aun así, se podía apreciar una vibración especial enla atmósfera. Después de los conciertos fuimos al Allnighter. Muchas caras conocidas del Euro-Yeyé, ganas de bailar y colas enormes en el ropero donde tras dejar los abrigos, se podían observar los modelitos que había debajo. La sala de negro, que suele ser siempre más pequeña, estaba bastante llena. Allí pasamos la mayor parte de la noche, unas veces bailando y otras viendo los estudiados bailes que hacían algunos. Se echó de menos a algún amigo cuyos movimientos suelen ser bastante memorables. El final de la noche lo pasamos en la sala de blanco, oyendo psicodelia en un momento en el que era lo más apropiado.

Nos saltamos la mañana y nos ponemos en marcha al medio día para dar una vuelta por el Barrio Húmedo de León. La neblina y la lluvia acompañaban perfectamente al gris de la piedra envejecida de los edificios. Las calles estaban casi vacías pero se notaba la presencia de la gente que había ido exclusivamente para el gran festival. Intentamos entrar en el Gran Café donde tocaban los Hollywood Sinners, pero estaba hasta la bandera y tuvimos que esperar fuera. La noche prometía bastante, era el día grande del festival y tocaban The Fuzztones, todo un espectáculo. Me encantaron Lori Meyers, aunque no encajaban mucho en este festival, pero no defraudaron nada. Esta vez fue increíble observar el lleno completo del estadio tras el cartel colgado de entradas agotadas. La gente estaba más animada que el día anterior y no paramos de saltar canción tras canción, tuve que reconocer que aunque los Fuzztones no me encantaban en directo, hicieron vibrar al público, especialmente por el espectáculo que montaba el cantante con el micrófono. Tuvimos que salir esta vez un poco antes de que acabara la actuación por la increíble cola que se formó a la salida y en la entrada del Allnighter debido a la afluencia masiva de gente. Esa noche del sábado fue aún mejor que la anterior en cuando a música, sobre todo por el lleno de la discoteca. Muchas copas, mucho baile y muy buena música de la mano del señor Frank Pop fue el resumen de la noche.

Otra vez en el tren no paramos de recordar momentos de estos dos días, gente que hemos conocido, otros ya conocidos, críticas y elogios para todo. El paisaje nublado de nuevo me hace pensar en que hace dos días lo atravesaba en dirección contraria. Como dice el refrán: “Lo bueno si es breve, dos veces bueno”.

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