2 sept 2009

Hacia rutas salvajes, absoluta libertad


El término libertad que tan al libre albeldrío se utiliza en nuestro mundo, no alcanza su auténtica pureza en la contaminada sociedad de nuestros días. Un ser humano nunca es libre en el planeta que hemos creado, en las vidas que nos hemos configurado y de la que tantos seres humanos son conformistas. Ver Hacia rutas salvajes es profundizar en la libertad espiritual que muchos ansiamos, romper los grilletes sociales para entrar en un mundo sin ataduras impuestas por la sociedad y la familia, sin el dinero que nos esclaviza a torturar a la mente día tras día.

Un film que llevaba tiempo teniendo en la nevera y me decidí a ver hace unos días: data de 2007. Fílmicamente, Sean Penn coordina una realización impecable de una historia basada en hechos reales, bella e inspiradora, pero muy difícil de transmitir al espectador. Un relato de "vive y deja vivir", con mucha filosofía hippie pero de mentalidad auto-creadora. Un joven, Chris McCandless (interpretado por Emile Hirsch), capaz de borrar sus 23 años de vida anterior pese a que tenía el mundo por delante para triunfar, para iniciar un nacimiento espiritual nuevo.

Sin embargo, refugiarse en la soledad es la solución más extremista que puede tomar un ser humano con estas ambiciones. El protagonista viaja con un rumbo en el horizonte, Alaska, conociendo a multitud de nómadas como él, pero mostrando cierta distancia a implicarse emocionalmente con personas. Un alma solitaria que reconocería que "la felicidad solo es real cuando es compartida". Un filme que alimenta el alma, reflexiona sobre lo que tenemos y nos impulsa a alimentar nuestro espíritu con nuevas experiencias.

Se puede ver aquí

1 comentario:

Anónimo dijo...

un parecido extraordinario al Lobo estepario