Todos podemos ser ese joven encarcelado en una soledad voluntaria alimentada por la agonía de sus recuerdos latentes. Ese desconocido que mira hacia un muro que le impide ver más allá, que rompe cualquier atisbo de esperanza que se arroja sobre él en mil pedazos. Buscando una salida o mejor dicho, esperando a que llegue, sin moverse del sitio. Cuando ya no parece haber nada más, una mano amiga se le tiende para invitarle a descubrir el amplio universo de la condición humana.
De la mano de una chica misteriosa salida del universo cibernético, comienza a vagar por las frías calles de la ciudad de Los Ángeles, cloaca donde las almas de aspirantes a actores y directores se sumergen en una vorágine de carne putrefacta. Dos existencias dramáticas que se encuentran unas horas antes del nuevo año, para compartir el peso de sus mutuas frustraciones. Dos soñadores que dejaron atrás sus esperanzas por diversas circunstancias. Dos historias paralelas que encuentran un remoto punto de intersección en un infinito delirante, tan fugaz como la noche que ambos comparten y ese beso en el que todo ente solitario busca refugio a media noche.
En busca de un beso a medianoche se proyecta en el Cine Golem, cerca de Plaza de España, y en el Verdi, en Bravo Murillo.
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